Las conchas de mar no son un buen accesorio para tu casa ¿por qué?

Muchas de nuestras acciones de diario tienen repercusiones de las que ni siquiera estamos enterados, pero ya lo habíamos dicho hace más de un año, la ignorancia no exime de responsabilidad y es por ello que hoy te invito a reflexionar sobre un acto tan simple que seguramente todos hemos llevado a cabo alguna vez al vacacionar en cualquier playa.
 
Hace algunos años, en un estudio publicado por PLoS One, Michał Kowalewski y Jordi M. Rosa afirmaron que la influencia humana estaba arrasando con las conchas de los litorales, especialmente en zonas turísticas donde estas eran un atractivo visual. Centraron su investigación en la Platja Llarga de Tarragona, donde concluyeron que el número de exoesqueletos se desploma en los meses cálidos, cuando el hombre suele visitar las costas, así descartando que sea la propia naturaleza la que actúe sobre el detrimento de conchas.
¿Pero qué tiene de malo si me las llevo? ¡Hay muchísimas! Primero que nada recuerda que en el mundo somos aproximadamente 7,625 millones de personas y si cada uno piensa así, imagínate cuántas se remueven de las playas.
Ahora, si ellas se van esto es lo que sucede...
  • Mayor erosión de las playas, por lo que la próxima vez que vayas puede que haya menos arena.
  • Descenso de diversidad de organismos que dependen de ellas para vivir, como los cangrejos hermitaños, las esponjas, los pastos marinos, las algas u otros organismos pequeños que se les adhieran por supervivencia.
  • Descenso de peces. Los peces pequeños las usan para esconderse de otras criaturas marinas que quieren comérselos.
  • Descenso en el número de aves, ellas se las llevan como materiales de construcción para sus nidos.
  • Descenso de moluscos, los nuevos moluscos necesitan carbonato de calcio para desarrollar su concha y lo consiguen de las conchas muertas que se van erosionando con el tiempo.
Seguramente tus motivos para llevártelas no sean igual de importantes que los de estas especies, piénsalo ¿realmente vale la pena cambiarlas a la estantería de tu casa, a un marco para tus fotos o a tu caja de colección, donde no desempeñará ninguna función vital?

Ahora lo sabes, la próxima ves admíralas pero déjalas en su lugar, el mejor regalo que estas nos pueden brindar son la función con la que cumplen al quedarse ahí, eso beneficia hasta a la persona que no conoces, porque recuerda que cuidar al planeta no solo es responsabilidad de altos mando sino de cada uno y todo empieza por actos tan simples como este.
 Ana Sofía Padilla.

 

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